Grandes violinistas – Giovanni Battista Somis

Giovanni Battista Somis fue un eminente violinista, profesor y compositor italiano, nacido el 25 de diciembre de 1686 en Turín, (Ducado de Saboya). Su hermano era Lorenzo Giovanni Somis. Muy elogiado por su interpretación expresiva y un influyente defensor del violín, Giovanni Battista Somis obviamente también fue un compositor consumado con una voz distintiva. Compuso principalmente obras para violín.

Estudió violín con su padre, Francesco Lorenzo Somis (1663-1736), violinista de la orquesta ducal de Turín.
Hacia 1696 se unió a su padre en la orquesta ducal y luego estudió con Arcangelo Corelli en Roma (1703-06) bajo el patrocinio del duque de Saboya. De todos los alumnos de Corelli, Somis es el que más rápidamente salió de la sombra de su maestro para producir música de genuina individualidad y encanto.

Al regresar a Turín en 1707, se desempeñó como violinista solista y director de la capilla ducal hasta su muerte. Obtuvo un brillante éxito como solista en el Concert Spirituel de París (2 de abril y 14 de mayo de 1733).

Somis además fue mentor de otros violinistas célebres como Pugnani, J.M. Leclair, Guignon y Guillemain. También fue un distinguido compositor de música de cámara, siendo sus sonatas solistas de particular interés histórico. Lamentablemente, tan solo una parte de sus obras han sido conservadas en la actualidad:


Opus 1 – 12 sonatas para violín y bajo continuo.
Opus 2 – 12 sonatas para violín y bajo continuo.
Opus 3 – 12 sonatas para violín y bajo continuo.
Opus 4 – 12 sonatas para violín y bajo continuo.
Opus 5 – 6 sonatas a trío para dos violines y bajo continuo.
Opus 6 – 12 sonatas para violín y bajo continuo.
Opus 7 – Ideali trattimenti da camera para dos violines, dos flautas o violas.
Opus 8 – 6 sonatas a trío.

Grandes violinistas – Carlo Farina

Carlo Farina fue un violinista y compositor italiano, nacido en 1604 en Mantua, Lombardía, Italia. Su educación musical se desconoce. Sin embargo, es posible que su padre le hubiera enseñado sus primeras lecciones de música, en el caso de que su padre fuera Luigi Farina de Casalmaggiore, un notable violista de Mantua.

Obras

La música para violín de Farina tuvo una gran influencia en muchos compositores alemanes, en particular en David Cramer, Johan Vierdanck y Johan Schop. Las obras de Farina consisten exclusivamente en música para violín. Estas fueron publicadas en su mayoría durante su estancia en Dresde, Alemania. Las publicaciones incluyen cinco volúmenes impresos, en generalmente piezas de danza, sonatas, canciones y sinfonías. Las piezas de danza reflejan la música de consorte originaria del norte y centro de Alemania a principios del siglo XVII, mientras que sus sonatas, en particular los libros primero, cuarto y quinto, reflejan claramente su herencia italiana. Algunas de sus sonatas son «La Capriole», «La Cingara» o «La Polaca». Sus sonatas para violín le valieron su reputación como virtuoso del violín. Su obra maestra más conocida fue el «Capriccio Stravagante», donde mostró su brillantez y elegancia. Farina trabajó la mayor parte de su vida en Dresde.

Trayectoria violinística

En 1625, fue nombrado concertino de la corte de Sajonia por Johan George I, donde trabajó con Heinrich Schutz.

De 1625 a 1628, desempeñó un papel central en las principales actividades de la corte sajona, incluidas las celebraciones de la boda de la hija de Johan George I en 1627.
En 1628, su trabajo fue interrumpido en la corte de Dresde y fue reemplazado por un violinista de Mantua. Luego regresó a Italia. Allí ocupó varios puestos como violinista hasta 1638, cuando regresó al norte de Europa.
En 1636-1637 fue violinista de la orquesta municipal de Danzig.
En 1638 trabajó para la emperatriz Leonora I de Viena, cargo que ocupó hasta su muerte en julio de 1639.

Legado

Carlo Farina es considerado uno de los primeros virtuosos del violín e hizo muchas contribuciones a la técnica violinística. Por ejemplo, en su obra Capriccio Stravagante (1627) utilizó el violín para imitar sonidos de animales como el ladrido de perros o la pelea de gatos. Según el libro «Orquestación», de Cecil Forsyth, «generalmente se atribuye a Carlo Farina la invención de las dobles cuerdas«.