Conciertos para violín en D (re) mayor – Significado de las tonalidades

¿Te has preguntado por qué algunos de los conciertos para violín más conocidos están escritos en la misma tonalidad, D (Re) mayor? Hablamos por supuesto del concierto para violín No. 1 de Niccolò Paganini, el concierto para violín de Ludwig van Beethoven, el concierto para violín de Johannes Brahms o el concierto para violín de Piotr Ilich Tchaikovsky. ¿Existe algún motivo por el que la tonalidad Re mayor sea la más idónea para un concierto de violín?

Escoger una tonalidad para componer una obra puede depender de muchos factores. En este caso, hablaremos sobre la elección de tonalidades en las obras para violín. Existen varias condiciones a tener en cuenta a la hora de elegir la tonalidad de una obra musical, dependiendo de los tipos de voces o instrumentos que vayan a interpretarla. Por ejemplo, la disposición de las manos del intérprete sobre las cuerdas del instrumento. Debido a que las cuerdas medias en el violín son la y re, es lógico que una obra para violín esté escrita de forma que el violinista pudiera interpretarla con mayor fluidez. Para ello, la postura más natural de la mano izquierda del violinista se sitúa en las cuerdas medias.

Además, la elección de una tonalidad en concreto puede llegar a simbolizar algún tipo de emoción. En la música, cada tonalidad tiene su propia cualidad atmosférica y a menudo se asocia con ciertos estados de ánimo. El teórico musical y compositor alemán John Mattheson, expuso las emociones que representa cada tonalidad en sus escritos allá por el año 1713, entre muchos otros temas relacionados. Los escritos fueron redescubiertos y traducidos por Rita Steblin en su libro «Una historia de características clave en los siglos XVIII y principios del XIX» en 1983. Según Mattheson, las tonalidades musicales pueden expresar las siguientes emociones:

EXPRESIÓN EMOTIVA EN CLAVE MUSICAL

  • C (Do) MAYOR – Inocencia, felicidad. Considerada una tonalidad brillante y sin complicaciones, transmite un sentimiento de claridad y alegría.
  • C (Do) MENOR – Inocencia, tristeza, amor
  • C (Do) Sostenido MENOR – Desesperación, lamento, llanto
  • D (Re) Bemol MAYOR – Duelo, depresión
  • D (Re) MAYOR – Actitud bélica, triunfante y victoriosa. Durante el período barroco, la tonalidad re mayor era conocida como «la clave de la gloria»
  • D (Re) MENOR – Seria, piadosa, emotiva y apasionada, esta tonalidad puede expresar dolor, pero también una intensidad dramática.
  • D Re) Sostenido MENOR – Angustia profunda, angustia existencial
  • E (Mi) Bemol MAYOR – Cruel, duro, pero lleno de devoción. Brinda una sensación solemne y majestuosa, a menudo utilizada en música ceremonial o triunfal.
  • E (Mi) MAYOR – provocativo, bullicioso, ligera sensación de incompletitud
  • E (Mi) MENOR – A menudo asociada con la melancolía y la resignación, aunque también puede expresar una especie de belleza trágica. Tono amoroso, inquieto
  • F (Fa) MAYOR – Tono furioso, irascible, arrepentimiento pasajero
  • FA MENOR – Oscuro, quejumbroso, fúnebre
  • FA Sostenido MAYOR – Superación, alivio
  • FA Sostenido MENOR – Resentimiento, tono sombrío y apasionado
  • G (Sol) MAYOR – Es un tono serio y magnífico. Tonalidad luminosa y optimista, asociada con la energía positiva la fantasía y la vitalidad.
  • G (Sol) MENOR – Descontento, inquietud
  • A (La)Bemol MAYOR – Puede representar muerte, eternidad, juicio.
  • A (La)Bemol MENOR – Refunfuño, gemido, lamento
  • A (La) MAYOR – Considerada cálida y brillante, sugiere alegría y optimismo. Declaración de amor, alegre y pastoral
  • A (La) MENOR – Relativamente melancólica, con matices oscuros. A menudo se asocia con la introspección y la melancolía. Es un tono tierno, quejumbroso, piadoso.
  • B (Si) Bemol MAYOR – Alegre y pintoresco. Tiene una calidad serena y pacífica. Puede transmitir un ambiente sosegado y contemplativo.
  • B (Si) Bemol MENOR – Representa terror, nocturnidad, burla
  • B (Si) MAYOR – Evoca dureza, fuerza, carácter salvaje, rabia
  • B (Si) MENOR – Es un tono solitario, melancólico y paciente.

Efectos de las alteraciones

Convencionalmente, en el sistema tonal se supone que cuanto más sostenidos haya en la clave, más brillante y emocionante será la música; cuantos más bemoles haya en la tonalidad, más relajado y solemne será el efecto. De alguna manera, subjetivamente, una pieza en Mi mayor (cuatro sostenidos) siempre se sentirá más brillante que una en La bemol (cuatro bemoles).

Pero si miramos más atrás en el tiempo, descubriremos que los modos tonales anteriores al sistema tonal actual también representaban emociones o incluso cuentan con un simbolismo muy específico:

Modo Dórico: tiene una connotación grave, de templanza, energía masculina, noble. Está en la escala de “Mi”.
Modo Frigio: produce ira, agitación y entusiasmo. Está en la escala de “Re”.
Modo Lidio : tono apaciguador (en escala de “Do”).

Los modos tonales antiguos aparecen en las partitas de J. S. Bach, por ejemplo, en la Sonata I para violín, que parecería estar escrita en tonalidad Sol menor pero, en la partitura aparece una armadura con un bemol solamente (cuando deberían aparecer dos bemoles). La razón de esto es que la obra en realidad está escrita en el modo tonal dórico.

Concierto para violín en Re mayor No. 1 Op. 6 de N. Paganini

El Concierto para violín n.° 1, op. 6 de Niccolo Paganini tiene una historia curiosa sobre la elección de la tonalidad Re mayor. La idea de Paganini era que la obra fuera interpretada en tonalidad Mi bemol mayor aunque la partitura para violín solista estuviera escrita en Re mayor. Para ello solamente debía afinar su violín un semitono más alto, mientras que la partitura de la orquesta sí que estaba escrita en Mi bemol mayor. La finalidad de esto es que el solista pudiera usar cuerdas al aire mientras que la orquesta no lo hacía. De esta forma el sonido del solista se destacaría sobre el de la orquesta.

Período romántico

Los más grandes compositores del Romanticismo a menudo escribían al menos un concierto para violín. En esta época se desarrolló bastante la interpretación instrumental y los conciertos para solo de violín lograban transmitir la gran riqueza de sonidos que los autores buscaban en ese momento:

Concierto para violín en Re mayor, op. 61 de Beethoven

Beethoven escribió su único concierto para violín en 1806, poco después de anunciar públicamente que sufría de problemas auditivos severos. Por aquel momento, había perdido un 60% de su audición y no percibía con claridad los tonos más agudos. Esto puede ser un motivo por el que escogiera la tonalidad Re mayor para su concierto, ya que la tonalidad Re mayor se sitúa entre las tonalidades medias graves.

Concierto para violín en Re mayor op. 77 de Brahms

Muchos compositores del s. XIX componían y dedicaban sus conciertos para violín a algún violinista virtuoso de la época. Ese fue el caso del concierto para violín de Brahms, que fue dedicado al famoso violinista Joseph Joachim.

Concierto para violín en Re mayor, op. 35 de Tchaikovsky

Se conoce que el concierto para violín en Re mayor, op. 35 de Tchaikovsky fue directamente inspirado por la Sinfonía Española de Édouard Lalo, que está compuesta en tonalidad Re menor.

Otras obras famosas para violín en re mayor:

Concierto para violín en Re mayor, No. 4 KV 218 Wolfgang Amadeus Mozart: Mozart compuso varios conciertos para violín, y el KV 218 es uno de los más conocidos.

Sonata para violín No. 1 en Re mayor, Op. 12, No. 1 de L. v Beethoven: Beethoven escribió diez sonatas para violín y piano, y la primera de ellas está en D mayor.

Estos son solo algunos ejemplos,  existen muchas más obras para violín en D mayor escritas por una variedad de compositores. ¿Conoces alguno? Déjanos tu comentario

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