Música con Letra vs Instrumental

Hoy nos hemos centrado en un tema que parece ser el objetivo de muchos estudios sobre los efectos de la música o los sonidos sobre el cerebro humano y sus capacidades. Estamos hablando de la diferencia que hay entre escuchar música con texto lírico en cualquier lengua y escuchar solamente los sonidos de la voz y los instrumentos musicales sin la presencia de palabras comprensibles. Te mostraremos algunos experimentos realizados por varias universidades y veremos cuáles han sido sus conclusiones.

Partiremos de la idea de que cualquier obra de música que contenga un texto lírico puede dividirse en dos partes o tareas creativas, por así decirlo; una es la musical y la otra es la literaria. El autor o autores crean una obra que es categorizada como musical, pero en sí misma también contiene el lenguaje humano. Cuando escuchamos una canción con texto en español, nuestra mente inevitablemente reconoce el texto de la canción. De esta forma, nuestra mente se focaliza en identificar las palabras y entenderlas, prestando un poco menos de atención a la parte melódica de la canción. Sin embargo, son precisamente las estructuras melódica y rítmica de la canción las que ayudan a nuestro cerebro a memorizar el texto de la canción con mayor facilidad.

Antiguamente los juglares eran músicos que también cumplían la función de informadores o noticieros, a falta de otros medios de comunicación. Un juglar recitaba o cantaba las nuevas recorriendo distintas localidades. Para esta labor, normalmente tocaba un laúd (u otro instrumento) y acompañaba las noticias con música. Lo curioso de esto es que las noticias podían ser memorizadas por mucha gente si éstas eran cantadas y de esta forma ser transmitidas a más oyentes por medio de canciones de melodías simples.

Escuchar música al estudiar o leer

Pero, ¿qué ocurre cuando estás intentando estudiar para un examen y acostumbras a poner música durante tus horas de estudio? ¿es beneficioso o más bien te distrae? Veamos uno de los experimentos universitarios realizados con la finalidad de determinar si escuchar música con letra tiene influencia sobre nuestro cerebro mientras estamos estudiando, leyendo o realizando cualquier otra tarea que requiera concentración.

Los estudiantes universitarios de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Porto, completaron tareas de memoria verbal y visual, comprensión lectora y aritmética bajo tres condiciones: silencio, música instrumental y música con letra. Los participantes juzgaron su aprendizaje durante y después de cada condición. La música con letra obstaculizó la memoria verbal, la memoria visual y la comprensión lectora (d ≈ –0,3), mientras que su efecto negativo (d = –0,19) sobre la aritmética no fue creíble. La música instrumental (hip-hop de baja fidelidad) no obstaculizó ni mejoró de manera creíble el rendimiento. Los participantes eran conscientes del impacto perjudicial de la letra. Sin embargo, a veces la música instrumental se percibía como beneficiosa. Los resultados corroboran el efecto de distracción general de la música de fondo.

Escuchamos música, intencionadamente o no, mientras realizamos diferentes actividades. En la mayoría de las tareas, la música es un estímulo extraño, como cuando suena música de fondo mientras leemos, estudiamos o resolvemos problemas matemáticos. Hasta ahora, se han observado tanto los beneficios como los costes de la música de fondo en estas tareas. Sin embargo, la gente parece tener poca idea de los posibles efectos extraños de la música, y a menudo informan que eligen activamente la música como fondo de estudio. Presentamos evidencia adicional de que la música con letra es generalmente perjudicial para el rendimiento cognitivo, mientras que la música instrumental tiene un efecto menor y no creíble. La gente normalmente era consciente del efecto de distracción de las letras, pero tendía a creer que la música instrumental era beneficiosa.

Música de fondo: ¿Por qué hay pruebas contradictorias?

En su análisis, informaron que el efecto de la música de fondo en la cognición era en general nulo porque los resultados positivos y negativos se promediaban entre sí. A pesar de los hallazgos contradictorios sobre el impacto de la música de fondo en el aprendizaje, los estudiantes a menudo informan que escuchan música mientras estudian o realizan trabajos de curso. Esto plantea la cuestión del efecto subjetivo de la música o, en otras palabras, de cómo las personas perciben el impacto de la música en su propia interpretación.

Una encuesta reciente estimó que la gente escucha música el 40% del tiempo mientras lee o escribe y el 20% del tiempo mientras memoriza. En otras encuestas, estos valores eran del 60% mientras estudiaba y del 20% mientras leía. En general, los participantes estaban divididos al evaluar el impacto de la música de fondo como costosa o beneficiosa, pero las personas que estudiaban con música tendían a percibirla como beneficiosa.

Pocos estudios consideraron el impacto subjetivo de la música; pero el hallazgo general es que las personas tienen una metacognición deficiente en este tema. Hallam y Godwin (2015) evaluaron la diferencia de impacto de la música relajante vs. música emocionante (en contraposición al silencio) sobre la calidad de la escritura de cuentos en los niños. La música emocionante era perjudicial para la interpretación, pero este tipo de música se percibía como más agradable y, por tanto, beneficiosa. Anderson y Fuller (2010) evaluaron la comprensión lectora en alumnos de 7º y 8º grado en condición musical y silenciosa. El rendimiento fue menor en la condición musical y este efecto fue mayor para los estudiantes que informaron una preferencia por escuchar música mientras estudiaban. Christopher y Shelton (2017) pidieron a los participantes que juzgaran su desempeño en condiciones musicales y de silencio mientras realizaban tareas de lectura y aritmética. La música de fondo dificultó el desempeño en las tareas, pero los participantes desconocían su efecto perjudicial.

Se formularon las siguientes hipótesis. Primero, dado que la música con letra contiene información del habla, se esperaba que esta condición creara la mayor interferencia en las tareas que involucran procesamiento verbal. Esta predicción se basa en el efecto del habla irrelevante, es decir, el deterioro del rendimiento observado cuando se presenta un habla de fondo irrelevante al mismo tiempo que una tarea de memoria. Nuestra segunda predicción fue que la música instrumental sería menos disruptiva que la música con letra. En la literatura sobre la memoria, también se encontró que los sonidos de fondo alteran el rendimiento. Sin embargo, esta predicción no está exenta de controversia. También se podría predecir que la música instrumental producirá un mejor rendimiento debido a cambios en los estados emocionales, por ejemplo, cuando los participantes se relajan.

Segundo estudio

En un experimento realizado por el profesor de la Universidad Macquarie en Sidney, Australia, William Forde Thompson y su equipo tocaron la sonata para piano de Mozart mientras dos grupos de estudiantes leían un pasaje. Un grupo de estudiantes escuchó una versión lenta de la sonata para piano de Mozart y el otro grupo escuchó una versión rápida de la sonata para piano de Mozart. Forde concluyó que la comprensión de los estudiantes sólo se veía afectada si estaban en el grupo escuchando música rápida. Forde procedió a señalar que piensa: «La razón por la que la música no afecta nuestro pensamiento tanto como debería es porque tiene la capacidad de ponernos de mejor humor, lo que por lo tanto aumenta nuestro coeficiente intelectual».

El efecto de las palabras

He aquí un extracto de una publicación de 1994 sobre la influencia de las palabras en la revista American Behavioral Scientist:

El vínculo entre la excitación fisiológica (un estado de respuesta a la estimulación sensorial) y el contenido de los mensajes de los medios ha sido un tema intenso de investigación durante los últimos 30 años, primero con respecto a su papel subyacente en el comportamiento agresivo y los efectos motivacionales de mensajes altamente excitantes y posteriormente con respecto a sus efectos inmediatos sobre la capacidad de procesamiento de información.

Si bien casi todos estos programas de investigación se centraron en mensajes de los medios inspirados en contenidos de cine y televisión, en los últimos años una nueva línea de investigación se ha centrado exclusivamente en el contenido de radio y el canal de audio, lo que demuestra que los cambios formales en un mensaje de audio puede provocar respuestas de excitación, lo que, a su vez, lleva a la manipulación experimental de la elección de palabras para evocar cambios inmediatos en los niveles de excitación de los oyentes.

Por ejemplo, podemos considerar divertidas las palabras de una simple canción infantil, pero no siempre podemos estar seguros de que la misma canción, escuchada en varias situaciones, no vaya a traer a la mente un mal recuerdo que desencadene una respuesta nerviosa. Todo depende de las experiencias de cada individuo. El estudio es muy específico al explicar que una palabra aislada puede desencadenar un cambio fisiológico, incluso si está dentro de un contexto que no debería provocar un cambio.

Claramente hay varias opiniones diferentes sobre escuchar música mientras se estudia, la conclusión general es un tanto subjetiva, los estudiantes deben hacer lo que les funcione mejor, ya sea estar en silencio, escuchar música clásica o música con letra. En cualquier caso, al estudiar siempre es bueno inventar una melodía y ritmo para texto que estés intentando memorizar; es decir, crear una canción para memorizar el texto, esto siempre funciona.

No obstante, todo texto contiene mensajes que nuestra mente pretenderá decodificar. Por este motivo es esencial elegir bien la música que escuchas, ya sea estudiando o por simple diversión. A menudo la melodía de una canción parece «no encajar» bien con la letra. Quizás la melodía sea alegre pero la letra habla sobre temas negativos, o al revés (esto se llama disonancia lírica). El simple acto de escuchar música activa zonas en nuestro cerebro y éste a la vez manda señales a nuestro cuerpo, de modo que escoger bien la música que escuchamos es tan importante como elegir bien los alimentos que consumimos.