Entró en una fiesta, y una señora que estaba tocando el violín le preguntó.
-¿Le gusta la música?
Y él le contestó:
-«Mucho. Pero no importa, siga tocando»
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¿Qué hay que hacer para que un violinista baje el volumen?… Ponerle una partitura delante.
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Una orquesta de ópera se prepara para representar Rigoletto. Diez minutos antes de la función el director baja al foso y se dirige a los músicos:
-El maestro se ha puesto enfermo y no va a poder dirigir esta noche, así que no nos queda otro remedio que cancelar la representación.
El solista de último atril de viola se levanta diciendo:
-Yo he dirigido esta ópera muchas veces en Italia, cuando era joven.
-Estupendo -exclama el director. Merece la pena probar.
El viola dirige la ópera a la perfección y la representación es un éxito. Pero al día siguiente el director está recuperado de su enfermedad y viene a dirigir.
Al llegar el viola-director al foso poco antes del concierto y dirigirse a su puesto en el último atril, su compañero lo señala con un dedo acusador y le dice:
-¿Dónde demonios estuviste la pasada noche?

Un padre muestra a un amigo melómano a su hijo tocando el violín. Cuando el hijo termina, el padre pregunta al amigo:
“¿Qué te parece la ejecución?”
“Hombre, la ejecución no sé…, ¡pero un par de hostias sí que le daba!”
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Un viola que ha asistido a un recital de piano va a felicitar al solista:
-Me ha encantado. Especialmente esa pieza que comienza con un trino.
-Pero si no he tocado ninguna pieza que comience con un trino- dice,
asombrado, el pianista.
-Sí, sí, esa que hace…(y le tararea el principio de Para Elisa).
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¿Cual es la definición de “Segunda Mayor”?
-Dos violas tocando a unísono.
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¿Cual es la diferencia entre un violín y una viola?
-El violín puede afinarse.
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¿Cual es la diferencia entre una cebolla y una viola?
-Nadie llora al cortar una viola.
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¿Por qué los chistes de violas son más cortos?
Para que los violinistas puedan entenderlos.
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El célebre violinista polaco Juan Petnicoft, de paseo por la selva de África, se pierde.
De pronto, ¡ve un león! El violinista recuerda el dicho: “La música calma a las fieras”.
Desenfunda su violin y desgrana una bellísima melodía.
Comienzan a acercarse otros leones. Lentamente, se han acercado docenas de leones. Se ha formado una verdadera platea de leones sentados alrededor del violinista.
– ¡Dios mío, jamás pensé que este violín iba a salvarme la vida!
En ese momento, un león enorme aparece de entre
los arbustos. De un empujón, aparta a los leones que estaban sentados, se arroja violentamente sobre el violinista y se lo come.
Uno de los leones, todavía conmovido, comenta:
-¡Mierda! ¡Ya sabía yo que el sordo nos iba a arruinar el concierto!
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Durante un concierto, el flautista se saca un moco impresionante y alguien del público grita
-Flautista animal!
El director mira enfadado hacia la platea, pero sigue dirigiendo. Al rato, otro moco del flautista y otra vez gritan
-Flautista animal!
El director cabreado mira amenazador al público, pero continúa en su trabajo. Finalmente otro mocazo del flautista, y de nuevo
-Flautista animal!
El director detiene el concierto, pone al flautista al frente del escenario y se dirige al auditorio muy enfadado
-Quisiera saber quién, desde el anonimato y oculto entre la multitud, le ha gritado «Flautista» a este animal!
